Acto de Clausura de la 3ª Reunión del CEI en Lima

     

MENSAJE RECIBIDO POR DIVALDO PEREIRA FRANCO En el ACTO DE CLAUSURA de la 3ª. REUNIÓN del CEI – Región Suramérica – Lima, Perú, 11 de octubre de 2008.

Queridas hermanas del alma, queridos hermanos del corazón:

Permanezca con nosotros la mirífica luz de Jesucristo.

El venerado apóstol doctor Bezerra de Menezes me confió la tarea de clausurar este Encuentro en nombre de los Espíritus Espíritas de América, a modo de homenaje a la mujer espiritista.

Recuerdo los días luminosos en Gracia y Barcelona, los momentos de júbilo con Colavida(1), Solanot(2) y con Miguel Vives y Vives(3), en que cantábamos el Evangelio de Luz a través de la sabia interp retación del Espiritismo. Desde aquel entonces en que iba yo a llevar a las cárceles barcelonesas la Doctrina Liberadora, hasta este momento grandioso de divulgación internacional, ha habido un ponderable crecimiento respecto de la Verdad.

¡Espiritistas, regocijaos! ¡Cantad la gloria de la inmortalidad! Y al recordar el pensamiento de Jesucristo acerca del amor, sería necesario en primer término, que no olvidásemos el apoyo que Allan Kardec recibió de su devota esposa Amélie Gabrielle Boudet, la dulce Gaby.

A la mujer espiritista le corresponde la misión maternal de divulgar la doctrina, como si la humanidad naciera de sus entrañas y ella debiera conducir a todos los seres humanos al aprisco de Jesucristo, el Buen Pastor.

A la mujer espiritista le cabe el honor de dignificar a la mujer que se convirtió en objeto sexual y, olvidada de la maternidad triunfante, se deja consumir por el aborto trágico y funesto a causa de los desvíos del sexo desequili brado, en el intento de negociar la vida por un instante de ilusión.

A vosotras, como a todos los seres humanos conscientes de la Verdad, os cabe luchar por el establecimiento de la gran transición regeneradora, a fin de favorecer, en el ser que piensa, el encuentro con Dios.

No más las tinieblas de la indolencia, no más las persecuciones de la intolerancia religiosa, sino la música sublime de la fraternidad que reúna a los pueblos en una sola familia, bajo la protección paternal del Señor de la Vida.

Amados, agradecemos con lágrimas de legítima emoción estos dos días de iluminación y hosannas, que nos han brindado los Guías Espirituales en nombre del Maestro Jesús, para fortalecernos en la lucha de redención en que estamos empeñados con la mirada puesta en el porvenir.

Dios nos propicie la paz, la alegría permanente y la labor dignificante, tales son los votos de vuestra hermanita del ramillete de violetas.

AMALIA DOMINGO SOLER(4 )

(1) JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ COLAVIDA: Español, 1819-1888. Tradujo las obras básicas del Espiritismo a la lengua española, trabajo en el cual puso de manifiesto su respeto al pensamiento del Codificador, además de su extraordinaria cultura y sensibilidad literaria. Presidente de la “Asociación de Amigos de los Pobres”. Fundador (1869), propietario y director -durante 20 años- de la “Revista de Estudios Psicológicos”. Presidente Honorario del 1er. Congreso Espiritista Internacional, celebrado en Barcelona (1888).

(2) ANTONIO TORRES-SOLANOT y CASAS – Vizconde Torres Solanot: Nació en Madrid en 1840. Funda la revista “El Progreso Espiritista”, órgano de la Sociedad del mismo nombre, en Zaragoza (1871); Presidente de la “Sociedad Espiritista Española” (1872) y director de su órgano periodístico “Criterio Espiritista”. Fundador del “Centro General del Espiritismo en España” (1873) y de la “Sociedad Propagandista del Espiritismo”. Su primer libro: “Preliminar es al estudio del espiritismo” (1872). Presidente del 1er. Congreso Espiritista Internacional (1888) celebrado en Barcelona. Delegado por España al Congreso Internacional de París (1889); Director de la “Revista de Estudios Psicológicos” tras la desencarnación de Fernández Colavida.

(3) MIGUEL VIVES y VIVES: 1842-1906. Nacido en Barcelona. Ejemplo de abnegación y benevolencia. Célebre por su obra “El Tesoro de los Espiritistas”. Fundó el Centro Espiritista “Fraternidad Humana”. Fundó la “Federación Espiritista del Valles” (1882). Entre 1885 y 1889 dirigió el órgano de la Federación, denominado “Faro Espiritista”. Vicepresidente, junto con Amalia Domingo Soler, del 1er. Congreso Espiritista Internacional (1888), realizado en Barcelona, y participó del Congreso Internacional de Espiritismo realizado en París (1889). Se lo recuerda como el Apóstol del Bien.

(4) AMALIA DOMINGO SOLER – Sevilla, 1835; Barcelona, 1909. Su biografía consta en su obra “Memorias”, redactada en parte mientras estaba encarnada y en parte desde el Mundo Espiritual. Queda ciega a los 8 días de haber nacido y un tratamiento le devuelve la vista a los 3 meses, aunque sus ojos quedan afectados. Salud precaria, vida azarosa; siempre acosada por carencias materiales. A los 5 años ya leía; a los 18 publica sus primeras poesías. Escritora y periodista. Su primer artículo se publica en 1872, denominado: “La Fe Espiritista”. En 1875 se incorpora a la “Sociedad Espiritista Española”. En 1876 pasa a Barcelona y allí forma parte del Círculo “La Buena Nueva”. En 1879 se da a publicidad una célebre obra compuesta por 46 artículos que había redactado para la “Gaceta de Cataluña”, refutando al orador católico Vicente de Manterola. “Memorias del Padre Germán” es otra de sus recordadas obras, compuesta con base en una recopilación de mensajes mediúmnicos recibidos entre 1880 y 1891. Precisamente el Espíritu Padre Germán le puso como apodo “Cronista de los Pobres”. “Ramos d e Violetas” surgió de la recopilación de algunas de sus poesías; la más importante de sus obras es la novela “Te Perdono”. Entre 1879 y 1899 se publicó el periódico dirigido por Amalia, “La Luz del Porvenir”. Hasta 1891 redactó 1286 artículos, publicados en periódicos de Europa y América Latina, incluso en la revista “Constancia” de Buenos Aires. La ligó al núcleo espírita de la Argentina un poderoso vínculo afectivo, afianzado a través de la correspondencia, como quedó expuesto detalladamente en el libro “La Cronista de los Pobres: Amalia”, del escritor local César Bogo, editado en 1971 por la CEA.

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